La jerga carcelaria es un tipo de argot que se usa principalmente por los delincuentes y los presos dentro de las instituciones penitenciarias. Se trata de una forma de antilengua, es decir, un lenguaje que diferente al lenguaje oficial y que sirve para ocultar el significado real de las palabras a los que no pertenecen al grupo. El origen de la jerga carcelaria en España se remonta a los siglos XVII y XVIII, cuando los gitanos eran perseguidos y encarcelados por las autoridades. Los gitanos hablaban el calé, una variedad del romaní que se mezcló con el castellano y que dio lugar a numerosas palabras y expresiones que se incorporaron al habla de los presos. Otras influencias han sideo el calé, la germanía, el lunfardo y el quinqui.
La jerga carcelaria en España es muy rica y variada, y depende de la región, la época y el tipo de delito o de prisión. Sin embargo, hay algunas palabras que son comunes y que se han popularizado incluso fuera de los muros de las cárceles.
• Abuchear: abandonar o dejar solo a alguien. • Airear: echar a alguien molesto o indeseado. • Bola: la libertad o salir de la cárcel. • Boquis: los funcionarios de prisiones. También se llaman boqueras o bocas. • Bulla: lío, ruido o alboroto. • Cabo de varas: preso favorito y chivato de los funcionarios encargado de mantener el orden en la galería o el módulo. También se llama capataz o capo. • Calcos: zapatos o zapatillas. • Camelar: convencer, engañar o seducir a alguien. • Canguro: furgón policial para los traslados de presos. • Careto: cara, rostro o expresión facial. • Chabolo: la celda de los presos. También se llama chabola o choza. • Chapa: boca o labios. También se dice jeta o morro. • Chinarse: rajarse alguna parte del cuerpo con un pincho u otro objeto cortante en señal de protesta o para conseguir algo. • Chota: mentira, engaño o falsedad. • Colarse: meterse en algún sitio sin permiso o sin pagar. • Curro: trabajo, oficio o actividad ilegal. • Dar el palo: robar, atracar o estafar a alguien. • Emplumar: pegar, golpear o castigar a alguien. • Mula: preso que transporta droga dentro de su cuerpo, generalmente en el estómago o el ano. • Pasta: dinero o droga. • Pavo: año de condena. • Pincho: cuchillo o navaja hecha de forma artesanal con cualquier objeto cortante. También se llama bardeo, chaira, corte, jandró, jauró, cholí o cheira. • Pirarse: escaparse o huir. • Placa: identificación policial o judicial. • Rula: cigarrillo o porro. • Soplar: delatar o informar a alguien. • Talego: cárcel o prisión. También se llama trullo, trena, talega o maco. • Tigre: preso peligroso o violento. También se llama fiero o fiera. También significa inodoro. • Yonqui: adicto a la heroína u otra droga dura. • Zulo: agujero o escondite donde guardar objetos prohibidos o robados.
• “El tigre le clavó un pincho al boqui por no dejarle salir al patio”. • “Me quedan dos pavos para ver la bola, pero me quiero pirar antes”. • “El cabo de varas le sopló al baranda que tenía pasta y zulo en el chabolo”. • “La mula se chinó el brazo para sacar la rula que llevaba dentro”. • “Se coló en el banco y le dio el palo al cajero con una cacharra”.
La jerga carcelaria es un lenguaje muy peculiar y creativo que refleja la realidad y la cultura carcelaria de los presos. Para el funcionario de prisiones (cuerpo de ayudantes, cuerpo especial, cuerpo superior de técnicos, etc.) es importante comprender este tipo de lenguaje para poder comunicarse mejor con los reclusos y evitar malentendidos o conflictos. Además, conocer la jerga carcelaria puede ayudar al funcionario a detectar posibles planes de fuga, agresiones, tráfico de drogas u otras actividades ilícitas dentro de la prisión. La jerga carcelaria es un fenómeno lingüístico fascinante que merece ser estudiado y difundido como parte del patrimonio cultural e histórico de nuestro país. Esperamos que este artículo te haya servido para acercarte un poco más a este mundo tan desconocido y sorprendente.
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